Este sábado nos encontrareis por Piloña, en el Rogaine Tierra de Asturcones, organizado por el Club Piloña Deporte, auguramos un buen sábado de balizas, mapa, brújula y curva de nivel (que esto es Piloña!!!).
En esta ocasión entre trabajo, cursos, bodas, compromisos familiares, lesiones…algunos hemos tenido que hacer verdaderas filigranas para poder participar en el rogaine: en 1 hora, en 3 horas o en 6 horas, tendremos buena representación del Nordeste por Infiestu.
No lo leas, vívelo!!!!
Mas Info: ROGAINE TIERRA DE ASTURCONES
*Con esta prueba del sábado 30, damos por finalizado el mes de septiembre, en el que hemos participado en los cuatro últimos fines de semana en 10 carreras desde Navarra (Liga Norte) a Portugal (Campeonato Iberico), pasando por Guipúzcoa (III Raid Aiaraldea), Teruel (Rogaine del Tormon), Luanco (Desafío Astur) , Palencia (Liga Norte) y este sábado Infiestu (Rogaine Tierra de Asturcones). Impresionante este club!!!!!
Pocos fines de semana seran tan intensos como este que se nos aproxima. Estaremos en 4 competiciones diferentes, en 4 lugares totalmente diferentes:
-El sabado y domingo estaremos por Portugal (Montalegre) en el Campeonato Iberico 2017. Tres carreras Larga, Media y el Sprint.
-Sabado I Rogaine del Tormon en Huesca. Entre las tierras del Rodeno y El Ebron disfrutaremos de un bonito rogaine organizado a la par entre Arrandemont y el albergue El Abrigo del Tormon.
-Tambien el sabado competimos en el III Raid Aiaraldea, en la modalidad de 24 horas uno de los nuestros estara en esta dura y exigente competicion. Las tierras de Urduña (Bizkaia) seran el escenario de esta competicion.
-Domingo, para finalizar este gran fin de semana aqui en Asturias tenemos una prueba del Desafio Astur de Orientacion en Santa Eulalia (Luanco), donde tambien tendremos representacion del Nordeste.
El día anterior había corrido en Guipúzcoa el Rogaine de 6 horas de Zegama. Toda una aventura y costoso pódium, con Sergio y Silvia, y ahora los tres volvíamos a participar en equipos diferentes en esta prueba de 2 horas. Yo con Miguel, mi hijo de 13 años, Silvia con Cristina y Patricia en un equipo femenino y Sergio también con su hijo Alex pero en categorías de 3 horas. Muchos equipos participaban en categoría familiar, padres e hijos. El mayor de los hijos de Silvia, que todavía era bastante pequeño participaba con el padre, junto otros niños.
Era una experiencia lúdica, para pasarlo bien donde también disputábamos en pruebas especiales como tiro con Gomeru, equipo Ciego o Slack Line. Todas las balizas eran optativas y tenían distinta puntuación.
Esta carrera tenía de particular que ya comenzábamos en la cima, en el monte Deva, en una agradable área recreativa con imponentes vistas. En contraste con la mojadura de ayer, hoy parecía que iba hacer espléndido; ni si quiera hacía excesivo calor. Por lo que los controles más lejanos y mayor puntuación se encontraban en la parte baja. Pero aún había bastantes puntos sin perder demasiada altitud, porque el monte era muy redondeado. Por tanto la curva de nivel era esencial tenerla en cuenta, así como el orden en que visitaríamos los controles.
Como en todas las carreras, salimos como si nos hubiesen puesto un petardo en el culo. Pero enseguida nos quedamos solos. Creíamos que iba a ver cola para picar la primera baliza, pero solo coincidimos con Eduardo y Rocío, una pareja del mismo club el Nordeste. Y por cierto la senda se nos hizo muy larga… pero no había pérdida pues estaba próxima a un cruce. En el camino teníamos que evitar unos repugnantes charcos de agua negra, que no queríamos imaginarnos como se habían formado. Y a nuestro alrededor la vegetación selvática impenetrable nos advertía porqué el mapa, en mayor medida, tenía el máximo tono de verde.
No le traje mochila a Miguel, pero se empeñó en querer llevar mi camelbak de agua, por lo que se lo metí en una de esas bolsas con cordones y aunque no fue nada cómodo, aguantó con ella, toda la carrera.
Este día comenzaba mi periodo de vacaciones con mi hijo, y después nos marchábamos a descender barrancos a los Pirineos. Dada su acritud a salir de casa últimamente cuando estaba conmigo, no tenía mucha fe en que me soportara una de estas aventuras sin protestar, pero le aprecié cierto entusiasmo, ímpetu que no le había visto durante todo el año.
La primera prueba especial que nos acercamos fue tiro con Gomeru. Y no tuvimos que esperar cola. Cinco oportunidades. No quiso tirar él, y yo al segundo ya di en la lata. Nos alcanzó Nayo con el grupo de críos… Después divergimos en nuestros caminos… Habíamos atajado por la única posibilidad que lo permitía. Los puntos se sucedían rápido… Miguel iba bien.
Restaba más de una hora así que consideré arriesgarnos a bajar a por un par de controles de 7 puntos. Pero el que más nos costó fue uno anterior de 5, que la senda estaba bastante tomada por la vegetación, y eso a mi hijo, nunca le agradó mucho.
Las vistas sobre el mar y Gijón eran impresionantes. Seguidamente para bajar a las de 7 puntos, el camino era muy empinado y erosionado y todo el desnivel que perdiéramos había que remontarlo, pero más adelante y por una carretera estrecha, según planeamos.
En la primera de esas balizas, nos encontramos a un padre con su hijo bastante pequeño un tanto mermados de fuerzas, pero se disponían a comer algo. ¡Y todavía tenían que subir! ¡Qué arriesgados de venir hasta aquí! A la siguiente todavía había que bajar más, y las numerosas sendas que existían nos hacían ir precavidos. ¡Lo logramos!
Restaban 38 minutos. Enseguida salimos a la carretera y emprendíamos el regreso a meta. La pendiente de la carretera daba miedo, hasta para ir andando, o sea que como para ir sobre ruedas…
Miguel se había portado muy bien, y para que no se hundiera ahora, le empujé toda la cuesta, bueno, en realidad yo también me apoyaba en él.
Menos 25 minutos. Después de unas cuantas revueltas, salía un camino para atacar otra posible baliza de 5 puntos. Andábamos muy pillados de tiempo, pero a partir de entonces el desnivel se suavizaba y podíamos ir más rápido. También teníamos otra prueba especial, el Slack Line, pero como era difícil no me daba mucha confianza que obtuviéramos los 5 puntos. Así que preferí asegurar los de la baliza anterior. La cuesta y empujar a Miguel me habían reventado. Pero ahora había que bajar levemente y era un respiro.
Menos 15 minutos. Cuando llegué a la prueba especial me tiritaban las piernas y no era bueno. Miguel quitándose de responsabilidades tampoco quiso hacerla, a pesar que habían dicho que a los niños les resultaba más fácil. Porque pesaban menos debía ser… Pero Miguel sabía lo que me gustaba hacer equilibrios…
Eran dos cuerdas y se podía ir con un pie por cada una. Nunca lo había hecho así. Había una más tensa que la otra, por lo que una pierna no me paraba de bailar. ¡No podía avanzar! Pasaban los segundos, que eran esenciales y hasta los minutos diría…, porque estuve una eternidad en el tramo de cuerda de 5 metros, pero no me caí. ¡Lo conseguimos! Tanta tensión fue el remate para mis piernas. No me podía sostener en pie.
Menos 10 minutos. Faltaba como un kilómetro para meta y aún podíamos hacer otra baliza que nos pillaba de paso. Yo creo que nos daba tiempo pero por si acaso apretamos. No nos complicamos y rodeamos saliendo a la carretera, en vez de seguir otro de esos caminos tomados por la vegetación, marcados en el mapa color magenta. Nos juntamos con otra pareja del mismo club Nordeste, Ignacio, que parecían no darse cuenta del apuro del tiempo. Para atacar la última baliza no hacía falta más que prestar atención a un cruce de senda y subir un repecho. Fue fácil.
Menos 5 minutos. Ya sólo quedaba un sprint a meta, que corrimos por si acaso no llegábamos dentro de las dos horas. Y no era cuestión de que nos quitaran puntos por llegar unos segundos tarde. El tiempo se nos echaba encima, y la meta se retraía.
Miguel ya conocía esa sensación de tener que vomitar tras un sprint y temió que le sucediera… le dije que aflojáramos… porque creo que nos iba a sobrar, pero corrió como si se jugara algo serio, y entramos con 20 segundos dentro del tiempo.
La pareja de Ignacio entró delante de nosotros pero les ganamos por dos puntos en la suma. Ellos habían ideado otra estrategia, consiguiendo las balizas hacia el otro lado del monte, Sur, y luego las nuestras; pero les faltó las de 7 puntos, por lo que la disputa estaba bastante igualada. Algunos equipos buenos, pecaron de ambición y llegaron tarde.
Sorprendentemente de 26 equipos habíamos quedado segundos, y mi hijo consiguió conmigo su primer pódium. Así daba gusto comenzar las vacaciones, ¡Dos días, dos pódiums! Y mi hijo dando hasta lo que no sabía que tenía.
Hay que reseñar que Sergio quedó primero en la Absoluta con su hijo, en tres horas, y Silvia con Cristina y Patricia también segundas en la categoría femenina. Y Eduardo y Rocío rozando el pódium ¡por 1 punto! ¡Toda una celebración del Nordeste Orientación!
Crónica del Rogaine de Zegama, por Pablo Fernández Liria
1 de julio de 2017
No hacía tanto frío como pronosticaban pero sí iba a llover, bueno en realidad estaba lloviendo… ¡no paró de llover! Aunque en la frondosidad del bosque no se apreciaba tanto. Formábamos un equipo mixto: Silvia, Sergio y yo del Nordeste Orientación, y también participaba otro equipo masculino del mismo club: Roberto y David.
Nuestra estrategia consistió en subir cuanto antes, porque el bosque iba a ser más bonito y más limpio en las faldas del Aizkorri. Dentro del Polideportivo de Zegama costaba ver el mapa, pues estaba aún más oscuro que en el exterior y el mapa además tenía mucho detalle pequeño: sendas y pasos que eran claves para acceder y salir lo más rápido de los controles, y optimizar al máximo las distancias y el esfuerzo.
Las primeras balizas fueron muy rápidas y sin dificultades añadidas. Sólo hubo una que nos pasamos de largo y nos frenó un muro que nos ayudó a reorientarnos. Dudamos de ir a una baliza que valía 6 puntos, porque nos desviaba algo y sobretodo nos hacía perder un desnivel importante. La organización en esta prueba había insistido que era clave el descarte de balizas en la optimización del trazado. No obstante decidimos ir y a partir de entonces fue cuando empezamos a apreciar las fuertes pendientes, las cuales íbamos a sufrir las siguientes horas. El bosque todavía era de pinos y había que considerar las distintas tonalidades de verde que indicaban la espesura. Además la vegetación en esta época y con lo que había llovido estaba en su máximo esplendor.
Al llegar a la baliza de 6 puntos a la que previamente habíamos dudado ir, encontramos una pareja picando y les hice una foto desde la parte superior del talud del camino en el cual estaba la baliza. Después al querer bajar el declive perdí el control y caí de vueltas sobre ellos, llenándome de barro hasta las orejas. ¿Estás bien?, ¿estás bien?, no dejaban de preguntar, porque la caída fue espectacular. Solo me dolía un poco el codo. Tras de mi patinó también Silvia bajando de culo. Sergio buscó otra bajada.
Posteriormente el camino nos ayudaba a acercarnos a otra baliza, pero debíamos abandonarlo antes de que atravesara una zona más verde y recuperar el desnivel que habíamos perdido. Otro equipo no lo hizo y malgastó mucho tiempo enredado en la espesura.
Había un control muy esquinado en el mapa pero valía 8 puntos, la máxima puntuación normalmente son 9, aunque en esta ocasión había un control de valor 10 puntos, que nos servía además para seguir ganando altura. Nuestra intención era llegar a la de 10 puntos que estaba a media hoja del mapa, lo más alta, después de recorrer la zona norte. Resulta que coincidimos con la estrategia de los ganadores absolutos, pero nos desplazábamos a un tercio de su velocidad. Y por tanto hubo que recortar bastante antes de llegar a ella. Pues el terreno en las siguientes balizas era muy lento: a media ladera, resbaladizo y muy pendiente. Alcanzamos la máxima altitud en una baliza que únicamente tenía un valor de 7 puntos, pero era muy sencilla entre anchos caminos forestales.
La de 10 puntos se encontraba a parecida altitud pero bastante más allá. Y por el camino había unas cuantas. Incluso una de 9 que nos iba hacer perder algo de altura. Los pinos por fin dieron paso a las hayas. Sergio se empeñó en visitar una baliza que valía 6 puntos entre grandes cortados, pero tenía pinta de ser de las más bonitas. Aunque conociendo a Silvia sabíamos que no le iba a agradar demasiado. Cuando nos acercamos a ella dudamos y hasta preguntamos a un equipo de chicas que subían con los dientes por la empinada cuesta, si era complicado. Decidimos atacarla dando un pequeño rodeo para suavizar el descenso.
Ya estaba tan cerca que no la íbamos a dejar escapar. La niebla que rondaba justo la zona convertía el bosque realmente en un lugar mágico y espectacular. Merecía la pena.
Donde nos equivocamos o arriesgamos demasiado fue en intentar abordar la baliza de 9 atravesando entre los grandes cortados de roca, por donde irrumpía una empinadísima rampa de barro. Y supimos de un equipo que se había deslizado de culo por allí. Pero la rampa no era tan limpia, sino que también la cruzaban temibles escalones que había que evitar. Teníamos que haber retrocedido por donde subían las chicas, pero como habíamos bajado ya unos metros intentamos rodear los grandes cortados a nivel por la parte de arriba, pero no conseguimos si no sufrir las empinadísimas pendientes y apenas avanzar. Sobretodo Silvia que estaba quedando paralizada de terror. Ya que era difícil mantenerse a media ladera sin sufrir algún susto.
De repente empecé a deslizarme unos metros acercándome al abismo y aunque clavaba las 10 uñas y dientes no conseguía parar y me estaba abrasando los dedos. No grité para no asustar más a Silvia e intenté disimular que controlaba la situación por lo que Sergio tampoco quiso escandalizarla por el mismo motivo. Conseguí revolverme en el barro para cambiar la dirección de un fatal desenlace estrellándome a propósito contra un árbol. Silvia no se enteró, absorta en su miedo.
Decidieron Sergio y Silvia que iban a subir, aunque tal como habíamos avanzado parecía según el mapa que nos encontrábamos con cortados por arriba y por abajo. Yo quería seguir hasta el siguiente espolón y quizá allí podíamos bajar ya o subir. Pero la niebla que se cernía sobre el abismo nos impedía saber si habíamos conseguido rebasar los cortados pues la pendiente seguía siendo muy pronunciada. Al final Silvia pudo avanzar tras previos resbalones que Sergio impidió que fueran más largos y yo reunirme con ellos. Desistimos de bajar a la de 9 puntos y las fuerzas se centraron en salir de allí cuanto antes, que ya habíamos perdido demasiado tiempo.
Teníamos una senda por encima de todos los cortados, que habíamos abandonado previamente cuando bajamos hacia la de 6 puntos. Y nuestra intención fue alcanzarla. La pendiente y el barro no nos lo pusieron fácil pero al final lo conseguimos. La senda perdía altura y pasaba muy cerca de una baliza de 7 que se encontraba en una palomera. Habían transcurrido tantos minutos que ya no nos daba tiempo llegar a la de 10, así que tomamos la decisión de ir perdiendo altura y hacer los máximos puntos que nos pillaran de paso hacia el pueblo. En un claro del bosque quedamos sorprendidos de la profundidad del valle del cual habíamos ascendido y que entonces teníamos que bajar.
Ya por caminos y un canal que atravesaba el mapa y facilitaba su tránsito por todo él, nos permitió alcanzar otra baliza de 8 puntos.
Y tal cómo habíamos planeado el regreso picamos varios controles, aunque tuvimos que desistir de una de 6 puntos porque la senda por la que queríamos atacarla estaba tomada por argomas. Podíamos rodearlas y abordarla por abajo, pero consideramos que estábamos pillados de tiempo y no llegábamos a meta antes de las 6 horas. Y en el primer segundo que se pasara de ese tiempo nos quitaban 5 puntos de golpe. Aún picamos dos balizas más, próximas al camino que habíamos elegido de vuelta, pero acabamos enredados en un barrizal de cerdos que nos hizo perder un tiempo crucial. Alcanzamos la carretera y aún nos quedaba recorrer más de un kilometro en menos de 5 minutos, por lo que nos dimos cuenta que ya llegábamos tarde. Podíamos haber picado todavía una baliza de 3 muy próxima a la carretera, y total no nos iban a quitar más de 5 puntos, ya que dispondríamos de 5 minutos más hasta la siguiente penalización. Pero corríamos y nos pasamos ella.
Llegamos un minuto y pico tarde.
Al final nos dimos cuenta que habíamos hecho bastantes puntos muy rápido en este tramo de carrera y compensamos la pérdida de tiempo allí arriba. Los primeros nos sacaron en total 14 puntos, pero salvamos el segundo puesto en el pódium en la categoría de veteranos mixtos.
Con toda probabilidad, estas dos pruebas seran las que nos marquen el paron estival. Dos pruebas por equipos de 6 y 3 horas de duracion, el sabado III rogaine de Zegama y el domingo el II Orienta Raid Gijon al Norte.
Sabado 1 de julio, organizado por el club GOT de Guipuzkoa, dos equipos del Nordeste participaran en esta prueba que es valida para la Liga Iberogaine. 6 horas, 51 controles por unos montes muy propicios para la practica de esta disciplina de orientacion.
En categoria mixta, tenemos a Silvia, Sergio y Pablo (equipo Nordeste), en categoria masculina David y Robert (equipo Nordeste Team).
Domingo 2 de julio, organizada por el club Astur Extrem prueba divertida de las de verdad, la que tenemos el domingo en el monte Deva de Gijon, dos categorias: popular (dos horas de duracion) y aventura (tres horas de duracion), pruebas especiales… El Orientaraid, en su segunda edicion, tiene pinta de convertirse en un «obligado» de la orientacion Asturiana. 8 equipos, mas de 20 Nordestes disfrutaran este domingo del II Orientaraid. Enormes todos los que corren el sabado, que el domingo tambien saldran a cazar balizas por Deva.