ROGAINE TIERRA DE ASTURCONES, por Pablo Fernández Liria
30 de septiembre de 2017
De nuevo me unía a mi hijo para participar en una prueba score de orientación de duración determinada. Miguel pensaba que se trataba de una carrera normal, o no se acordaba que le había dicho que iban a ser 3 horas. Sí, una hora más que la que corrimos a principios de verano e inimaginablemente conseguimos un segundo puesto. Pero además no había pruebas especiales. O sí, con superar las alambradas ya íbamos a tener bastante. Paralelamente también se corría en las categorías normales de 6 horas y en Minirrogaine de una hora. Este año habían reducido la edad mínima de participación a 13 años. Con lo que es el primer año que podíamos apuntarnos. Nayo y Silvia corrían con sus peques en una hora. La de 3 horas era abierta, popular, y muchos ya tenían experiencia en orientación. Sergio corría con su hijo Alex, y Rocío con Edu. Otros más fuertes en la de 6 horas.
El día estaba gris y daban lluvia todo el día, Pero al final sólo cayeron cuatro gotas. Eso sí, el terreno resbaladizo y húmedo. La temperatura era ideal. A mi hijo no le agradaba tanto, pues además decía que estaba medio malo esta semana. En definitiva no le simpatizaba correr en Asturias llenándose de barro siempre.
Tras la revisión pertinente del material obligatorio a cada uno, nos dieron los planos 10 minutos antes de la salida para plantear la estrategia. Decidimos cuales iban a ser las primeras balizas y deducimos hasta cual por lo menos podíamos llegar, que incluso podía ser una de 9 puntos y 10, de máximo valor, pues no estaban lejos pero sí con bastante desnivel. Pero aquí, embutidos en el valle, todo era desnivel.
Curiosamente para estas pruebas la primera baliza que picamos valía 7 puntos que era bastante, pero no me extrañó dada su dificultad y por lo que nos costó. Las siguientes balizas estaban más próximas, y conseguimos muchos puntos en poco tiempo.
Miguel tenía la dificultad que como era pequeño las vallas de alambres se le hacían muy altas. Y perdimos mucho tiempo saltándolas y a veces hasta la paciencia y nos quedábamos trabados. Y teníamos que sortear muchas fincas. Hasta veinte minutos para avanzar 500 metros. Un equipo formado por una familia de 4, también les echó para atrás lo de las vallas. Venían en sentido contrario nuestro, pero luego coincidimos en varias balizas.
La oscuridad del bosque, la falta de nitidez en la impresión del mapa, la escala 1/15000, que cada vez veo menos… dificultaba el ataque de los puntos. La transitabilidad del bosque más limpio o denso estaba muy bien pintado y daba seguridad en la toma de decisiones. Y a la 92 había que navegar en el bosque. De ella a la 103 asustaba, porque el camino se abría paso en el bosque verde intransitable, pero yo le decía a Miguel que apenas había que subir. Salvo un fuerte repecho al principio. Y en el último tramo a la baliza la senda apenas era visible entre la maleza. Llevábamos 1hora 35 minutos y era hora de regresar, pero ya habíamos planeado pasar por un montón mas de balizas. Incluso una de 8 puntos. Para ello teníamos que regresar hasta casi la 92 y coger una senda ascendente en diagonal a la línea de máxima pendiente, que parecía más suave que lo que resultó. Y es que no nos percatamos en ningún momento hasta acabar la prueba, que la equidistancia entre curvas de nivel era de 10 metros en vez de 5 metros como era lo habitual a esta escala. Pero en escasos 10 minutos salvamos la cuesta. En realidad íbamos ahora más rápido por el monte que por abajo sorteando fincas. Después de la 64 es cuando nos acercamos a la 83, navegando campo a través pero casi a nivel. De nuevo empezamos a lidiar con las vallas. 53 minutos nos restaban para tener que llegar a meta sin que nos penalizasen, dentro de las 3 horas. La idea era casi regresar por el camino más corto picando una ristra de balizas que nos pillaban de paso. Pero al llegar cómodamente a la 35 en una aldea, pensé que podíamos ir fácilmente a la 31 aunque rodeábamos bastante. Y todavía nos retaban 45 minutos. Unos 3 kilómetros para meta. La última mitad paralelo al río parecía cómoda, pero no estaba seguro de cómo nos iba a ir en el tramo anterior que había medio que navegar por el bosque incluso cruzar una profunda vaguada de la 49 a la 54. Y en esta decisión de ir a la 31, se nos fue el segundo puesto y casi tiramos toda la carrera. Porque directamente de la 35 a la 49 un camino nos hubiera llevado a la baliza sin más contratiempos. Y por cambiar de plan y hacer tres puntos más nos encontramos luego con vallas…
La profunda vaguada, atravesando un bosque denso daba verdadero miedo y estuvimos a punto de quedar atrapados en la selva… Y Miguel dejó de hablar.
La 54 encima no resultó fácil porque se trataba de un árbol en el bosque y podía ser cualquiera, porque no tenía nada de particular, salvo que se suponía en el centro geométrico de la zona boscosa más limpia, que no era precisamente pequeña. Y no podíamos perder ni un minuto, porque ya íbamos a llegar pasada la hora. Tuvimos suerte… y eran 5 puntos más. Después navegamos por el bosque por una senda poco visible pasando por otra baliza de 3. Y luego la última que nos encontraríamos antes de alcanzar el cómodo camino del río. Pero a ésta, había que subir un fuerte repecho resbaladizo, resultándonos más penoso de lo que parecía… y nos costó 5 puntos (minutos de penalización) por los 3 que valía. De hecho cuando la picamos se cumplían las 3 horas. Y todavía nos quedaba aproximadamente 1,2 kilómetros para llegar a meta.
El camino que restaba era de buen firme y precioso a lo largo del rio hasta el Santuario de Virgen de la Cueva. Pero Miguel recordando como acabó en la prueba de Gijón con el estomago fuera, no estaba por la labor de correr así de nuevo y caminamos. Sólo cuando vio el arco de meta corrimos los últimos metros por la hierba del parque. 13 minutos y 2 segundos pasadas las tres horas, por lo que nos quitaron 14 puntos de los 81 que conseguimos. Y los primeros solo habían hecho 86. Nos quedamos con 67 a 5 puntos de los segundos, que también eran de nuestro club Nordeste orientación: Edu y Rocío que conseguían su primer pódium. Ganaron una pareja de mellizos jóvenes, del lugar, aunque veteranas en la orientación. Pero sorprendentemente ganamos a Sergio y Alex también del Nordeste, que para mí eran los favoritos, por solo 3 puntos.
De aquí se demuestra que no todo en este deporte es correr y estar en forma, la estrategia y la flexibilidad en la toma de decisiones es fundamental.
Se hizo de rogar la entrega de trofeos con la espera de los que corrían 6 horas y la misa a la que presenciaba el alcalde en el espectacular Santuario de la cueva… pero mereció la pena, todo productos del lugar: Avellanas, pastas, queso, salchichón de ciervo, dulce de manzana, vino.
Los demás no, pero mi hijo a pesar de lo que come, prefería una medalla, porque al final eso acababa desapareciendo, salvo el vino, decía riéndose, jajaja.
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